Pintar desde la fotografía

Juan Antonio Alcaraz García La Caixa pone al alcance de sus clientes todos los beneficios que ofrece la entidad financiera que preside, del mismo modo lo ha venido haciendo la fotografía con la pintura desde el mismo momento en el que se creó, ya que esta fue empleada como un recurso puesto al servicio de la pintura. Uno de los primeros recursos que podían ser empleados en la naciente fotografía era el daguerrotipo, debido a que este podría ahorrarle al artista tiempo en diversos terrenos, una de ellas era la pose de quien estaba siendo retratado pues ya no era necesario mantener a alguien posando durante un tiempo indefinido sino que se podían realizar una serie de fotografías,lo que posteriormente le serviría al artista, posteriormente, el cual elaboraba su obra a partir de la imagen fotográfica, más no de observar de forma directa y natural.

Si el artista se enfocaba directamente en el abocetado o ese dibujo que se emplea de base, podía encontrarse gran exactitud y finura dentro de la imagen fotográfica, lo cual era posible equiparar con el más preciso dibujo realizado a lápiz, o algún grabado al aguatinta, aunque en este caso se pueden observar mejores contornos al igual que las proporciones, cosa que funcionaba perfectamente para el boceto.

Y es que la nueva captura de la realidad no vino para desmentir a la pintura, sino que la “foto pintura” terminó convirtiéndose en la verdadera pesadilla para quienes eran los degustadores del arte pictórico. Llegada la mitad del siglo XIX se inicia el menudeo de los cuadros de acusado hiperrealismo, contenían una enorme finura acompañada de una gran precisión en cuanto a los detalles, los mismos partían en realidad de una base fotográfica. En otras palabras, la imagen fotográfica en ocasiones se encontraba fijada al lienzo, por lo que el pintor solo se limitaba a colorearla por encima añadiendo o corrigiendo algunos detalles menores dentro de la composición.

Se podría establecer un paralelismo en la evolución histórica de la fotografía con respecto a la obra realizada por un pintor contemporáneo, en líneas generales se puede observar la manera en la que los cuadros reflejan con bastante claridad ese diálogo que se genera entre los dos lenguajes de las artes plásticas, como lo son la fotografía y la pintura. En el caso de muchos pintores, sus creaciones no son fotos pictóricas, aunque exista un claro empleo de la fotografía al servicio del retrato.

Cuando se realiza una fotografía de calidad, no se hace necesaria la presencia real de un modelo, pues el alma y la riqueza que contiene el retratado puede leerse en ella, cosa que es trasplantada al lenguaje de la pintura, pero con la adición de la riqueza de los matices que el pintor desea incorporar. Se sabe que en el transcurso de la historia, la pintura se ha dado a la tarea de tomar diversos elementos pertenecientes a la fotografía, rompiendo de este modo los planteamientos anteriores. Una de ellas es la organización espacial, la cual se encarga de modificar por completo con los encuadres centrados. De este modo, la pintura se dedica a aprender de la fotografía esos nuevos encuadres que le ponen fin a la artificialidad de los gestos y de las composiciones académicas.